FSR/ URUAPAN, MICH./ LUN-26-JUL/ Al concluir el proceso electoral del 2006, un reportero bastante acucioso le preguntó a AMLO sobre su posible participación en las elecciones del 2012. Voz en cuello y con dedicatoria nada sutil respondió “yo sí tengo vergüenza”. ¿A qué se refería? Hoy en día, ya no lo sabemos, porque ¿para quién?, la dedicatoria de su tendenciosa frase era muy clara.
En los hechos y amén de una modesta opinión, el ingeniero Cárdenas, aún habiendo sido tímido (o muy prudente) en sus decisiones electorales, es no obstante un baluarte de la actual, incipiente, pero vigente democracia del México actual.
Debemos ser claros, López Obrador no ha podido aportar a la democracia de nuestro país más que su amenazante populismo. Un peligroso populismo que quedó evidenciado con el “al diablo las instituciones” y, entre otras cosas, con el autoritarismo que quedó patentizado para propios y extraños con sus decisiones de “yo o nada” que han fraccionado al mismo respetable PRD.
Y esos “nada” son, entre sus propios seguidores, algo terriblemente penalizado, como en el tiempo de formación del movimiento nazista de Hitler lo fue primero la descalificación y después la eliminación de quienes opinaban diferente. Situación que en su clímax resultó en los hechos del Holocausto Judío. Y que a la fecha, no con tales extremos, vive actualmente el país hermano de Venezuela
Es un triste realidad que el que llega a ejercer el poder, lo ejerce en condiciones de euforia y de posibilidades diferentes a cuando era candidato. Esto lo debemos tomar en cuenta los mexicanos como una clara advertencia.
El poder por el poder traiciona y ha traicionado al más pintado, que inclusive ha defendido en el discurso (y hasta en los hechos) sus principios y hasta los principios de su propia estirpe. Esto último pareciera ser increíble.
No es un secreto que la llamada izquierda mexicana, al igual que la motejada derecha de nuestro país están infectados del mal de la “dictadura perfecta”. Y quienes la inventaron (PRI), se relamen los bigotes viendo que las acciones de sus émulos los revalora en deshonra de los nobles ideales de quienes han creído, hasta dado la vida por la democracia en México. El priismo está presto a justificar de esa manera su siniestro retorno.
Ese es el reto de México y los mexicanos: Exigir con la contundencia de los votos un nuevo sistema sustentado en la congruencia de sus gobernantes.
Y un nuevo México donde la Ley no sea letra muerta o manipulada para sostener a los beneficiarios del sistema vigente.
AMLO no ha demostrado la congruencia que necesitamos de un político para el México de nuestros hijos. No merece nuestra confianza ni nuestro voto.
Ing. Fernando S. Razo