ISAURO GUTIÉRREZ/ MORELIA, MICH./ DOM-28-AGO/CLa integración de planillas para contender por los ayuntamientos está en pleno apogeo y ahora la lucha intestina en los partidos políticos es precisamente por la búsqueda de posiciones dentro de los cabildos.
La construcción de cuadros políticos ha tenido dos tendencias diversas. En los tiempos añejos, cuando había un solo partido en el poder, la única forma de acceder a la militancia política era a través de la ocupación de puestos administrativos, siempre con la venia de algún político encumbrado.
Los políticos nacían y se formaban dentro de las estructuras de gobierno y por el sólo hecho de trabajar en el régimen, se considerada de facto una militancia política que conducía posteriormente al logro de puestos de elección popular.
Esa fase de formación era casi indispensable, pues en realidad el PRI se comportaba como la secretaría política del gobierno y desde sus dirigentes hasta los de la talacha, debían contar con la bendición del gobernador en turno, quien movía a su antojo las fichas dentro del partido, lo que le permitía respaldar los “pronunciamientos”a favor de quienes serían los candidatos.
Los sectores y las organizaciones del partido hacían lo propio y se pronunciaban a favor de fulano para candidato, era el argumento del gobernante en turno, quien era también el responsable de palomear a los agraciados.
Con los cambios derivados de la democracia y el hecho de que ya ningún partido político puede asumirse como eterno triunfador electoral, las cosas han cambiado y los procesos de formación política parten desde las entrañas de los partidos y es desde ahí donde se forman y se impulsan los mejore hombres y mujeres que habrán de medirse en las contiendas constitucionales.
Un ejemplo muy claro de esto, es lo que ocurrió en el proceso de selección de candidato a presidente municipal por Morelia. Por un lado, estaba Wilfrido Lázaro Medina, y por el otro, Constantino Ortiz. El primero, con trayectoria y formación política dentro del partido, pero además, con el plus de ocupar el puesto más importante dentro del Congreso del Estado, mientras el segundo venía de la herencia de su padre y nada más, porque su escasa militancia se ha limitado a prestar un inmueble de su propiedad en Santa María para la celebración de reuniones y francachelas.
Quien ganó, lo hizo con el apoyo de militantes y simpatizantes partidistas, aunque se le acusa de haber sido apoyado por la estructura del gobierno municipal, en una elección que se caracterizó por la propaganda negra, tan usada por quienes carecen de sustento político. Claro, Constantino ha rechazado ser el autor de las intentonas informativas dirigidas en contra de su adversario, pero queda la sospecha.
Finalmente, ahora se trata de integrar las planillas que van a buscar el triunfo en cada municipio y allí aparecen las figuras de síndicos y regidores.
En el caso de Morelia ya se han estado desarrollando actividades de auscultación al interior de los partidos para sanar heridas a través de la concesión de espacios dentro del ayuntamiento a quienes resultaron perdedores en las contiendas internas, pero sobre todo, a sus recomendados.
En el caso del PRI, quien destaca como segura integrante del Concejo Municipal es Fermina Arellano Mantero, una luchadora social formada desde las bases del partido y con muy pocas oportunidades administrativas. Ella ha sido delegada del CEN en diversas entidades de la república y un reconocimiento justo sería integrarla al equipo que buscará la presidencia municipal.
En el caso del Partido Acción Nacional, Marko Cortés ya resolvió en gran medida su problema, pues Alfonso Martínez ya aceptó una posición en la lista de diputados plurinominales, pero todavía falta integrar a su equipo a más representantes del grupo político de Luisa María Calderón.
Por lo que se refiere a Genovevo Figueroa, tal parece que está más preocupado por sostener su candidatura, ante las arremetidas en su contra que ha realizado Cristóbal Arias Solís y otros perredistas de antaño que sufrieron en carne propia la represión ejercida contra ellos durante el gobierno estatal que encabezaba entonces el ahora abanderado perredista.
La amenaza de los juniors.- Vaya que ha desatado controversia, especialmente entre los militantes priístas, la posibilidad de que la lista de diputados plurinominales estuviera integrada principalmente por hijos de políticos, cuyo único mérito es haber nacido en esa cuna.
Ya ha habido otras intentonas como la de Alfredo Anaya Gudiño, quien inicialmente había pedido la posición para su hijo, pero desde el CEN del tricolor se lo impidieron, por lo que terminó siendo él, quien asumiera la diputación. Ahora esta posibilidad no pasa de ser un rumor, sobre todo tomando en consideración que en la siguiente legislatura se requerirá de mucha experiencia para sortear los avatares que se pudieran venir y los muchachos no tendrían mayores elementos para tomar decisiones, las que, invariablemente, deberían que consultar con sus progenitores.
Por lo pronto, en Zitácuaro, militantes priístas manifestaron su inconformidad ante las posibles designaciones de las diputaciones plurinominales a los hijos de Asención (Chon) Orihuela y Alfredo Anaya, pues aseguran existen líderes que tienen trayectoria y militancia política, pero que desafortunadamente no pueden acceder a estos puestos que son, compromisos de los que manejan hoy el partido. Se pasó de una “dictadura”institucional a una “corona” o monarquía de herencias familiares, pero bien aceptado por todas las posiciones o partidos políticos, que al fin y al cabo, tienen derecho a “procrear”…