SANDRA MORALES VÁZQUEZ/ URUAPAN, MICH./ DOM-13-NOV/ Para ser domingo, ayer algunos madrugamos demasiado, siendo este nuestro único día “real” de asueto, dispuestos a realizar el ejercicio democrático que nos lleve a la máxima utopía de elegir buenos gobiernos, así que, después de ordenar un poco los metros cuadrados de desorden privado fui a votar, claro que no ha sido una reordenación caprichosa, era tratar de trasladar orden a mi mente para aclararla un poco, dejarla ajena a los spot, al mercadeo que vivimos, al laaaaaaaargo tiempo de campañas electorales que sufrimos, con todo y consabido tiroteo de parte de los contrincantes, perdón, contendientes, ejercicio que es más bien una trituradora de ideologías aderezadas para la boca del mejor postor, y ahora le han dado más impulso a su mercado con la energía del marqueting comercial, un estilo genuino para cada cual, “busque compare y si encuentra algo mejor pues vote por él”, días de mostrar la mejor cara y algunos que andamos de prisa, a golpes con el tiempo, apenas decidimos calibrando circunstancias. Digo, hubo que cumplir de todas formas, pese a ellos o pese a lo que nosotros pensamos de ellos, y ya está.
El caso es que vivimos unos días que van a ser históricos, las elecciones en el estado, el inicio de los parapanamericanos, la reciente pérdida del Secretario de Gobernación y la comitiva que lo acompañaba, el triunfo de la selección empañado por lo anterior y la crítica a la estrategia del presidente Calderón vía la ONG Human Rights Watch, algo así como los defensores de los Derechos Humanos en el mundo, quienes ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, y no estoy reacia a creerles de la manera como lo argumentan, pero me abstengo de echar campanas al vuelo en temas que nos afectan sino han limpiado sus metros cuadrados de desorden privado, porque saben, hoy lunes no me puedo quitar de la cabeza la célebre novela de George Orwell publicada por primera vez en 1949, -pongo mi mejor cara de inocente- sí aquella titulada “ 1984” donde todos tienen algo en común, la capacidad de analizar los síntomas de una sociedad enferma de avances tecnológicos, se ambienta en Oceanía un país que ha alcanzado la perfección política y social a través de la policía del pensamiento y sus ministerios, el de la verdad dedicado a la difusión del arte, la educación, las noticias, el de la paz encargado de los asuntos de guerra, el del amor que cuida la ley y el orden, el de la abundancia encargado de la economía, posen un idioma único el neolingua cuya característica es reducir cada año el número de palabras ¿? El quick del tema es cuando Wiston Smith desempeña su oficio como encargado del Ministerio de la verdad dónde su humilde labor era la de borrar y modificar datos oficiales. Un mundo perfecto diría yo, el cual en nada se parece a la realidad que vivimos actualmente.
Por hoy estoy etiquetada, marcada en mi dedo pulgar por un esplendoroso color sepia, agrupada a la gente que aún tiene una esperanza de lograr pacíficamente un cambio de fondo, no solo de forma, ello a pesar de que en mi cerebro dance el libro 1984 como mal augurio del porvenir y haya tenido que dejar mi descanso dominical para otro día